sábado, mayo 30, 2009

piedrabuenarte: bajo un nuevo arcoiris



El viejo galpón donde funcionaba el obrador del conjunto habitacional Piedrabuena, hoy es un centro cultural autogestionado por un grupo de jóvenes vecinos.
Invitados por la institución, a77 tendrá temporalmente su laboratorio de construcción alojado en un sector de la nave.

bienvenida


Un nuevo lugar de trabajo para a77.
Durante años este espacio sirvió también como depósito de escenografías del Teatro Colón. En la actualidad es un proyecto cultural que se propone la activación de iniciativas y dinámicas sociales a través del arte para los habitantes del barrio. 


En un día de lluvia, la radio La Colifata del Hospital Borda transmitió desde el Galpón Cultural en su formato Colifata Solidaria. Se presentaron temas de interés para el Barrio Piedrabuena -gigantesco exponente del fenómeno de megaconjuntos de vivienda social de los años 70-, asi como todos los proyectos y actividades del galpón, que incluyó nuestra presentación como nuevos integrantes del espacio.




jueves, mayo 28, 2009

El museo en el imaginario de la arquitectura

(abstract de la intervención de a77 en la mesa redonda armada bajo este título - ArteBA09)

            La dialéctica forma-función tan difundida en la discusión inicial de la arquitectura moderna no ha perdido vigencia. Sin embargo el museo contemporáneo se enfrenta a otra disyuntiva planteada posteriormente con la llegada de los cuestionamientos a la modernidad como es la relación conflictiva entre arquitectura y ciudad.

            En el último tiempo el museo ha sido el depositario más efectivo de los fenómenos de renovación urbana apoyada en la dinámica de transformación de la ciudad a través de la fascinación comprobada por la carga expresiva de estos objetos con valor de novedad: una suerte de ley de derrame tan común para el lenguaje de las recetas económicas internacionales, encarnada desde modelos de desarrollo urbano. El efecto Guggenheim iniciado con la pieza ejemplar de Bilbao define a esta descripción de la manera más cabal. Una mundialización franquiciada de prestigio cultural que se asocia a las oficinas de desarrolladores urbanos que auspician que el ancla de estas naves puesta en tierra atraerá no solo visitantes sino inversores inmobiliarios de alta gama.

            Todo ello habla de la exposición de la expresión, el privilegio en la imagen urbana y el consecuente recorte de los museos como objetos en el perfil de las ciudades y el espacio público.

            La idea de institución, y como tal de entidad perdurable e imperturbable tanto en su rol como en su representación social, deposita toda la expectativa en la ecuación que supone explotar esa vocación inmanente de los museos de representarse como hitos convocantes de una sociedad multicultural y democrática porque luego se podrá verificar en su interior el corrimiento de la arquitectura del centro de la escena bajo la lógica inexpresiva del white cube que encarna la neutralidad y la igualación del espacio desde la democratización de las obras en su mutua implicación. 

            Templo, depósito, colmena, mall; sustituciones que tejen metáforas sobre la real condición simbólica, que no será otra cosa que su propia identidad, tampoco terminan de aportar en apariencia una actualización institucional al modelo forjado en el siglo XIX en tanto intenten resolver su forma con la de la historia de las obras o el concepto de arte como historia del arte. El museo que define su naturaleza como contenedor de piezas de la historia ya se consolidó como una convención tan rígida en la vinculación entre la sociedad y las obras como lo son los hospitales en su estricto organigrama funcional.

            La imaginación de la arquitectura no puede hacer otra cosa que seguir poniendo en el centro del problema a sus propias incertidumbres teóricas y a la pulsión expresiva por la autonomía del arte que la propia disciplina detenta y ambiciona detrás de su ocultamiento como una técnica al servicio de la sociedad. No es una imaginación heterónoma porque sus propias reglas de juego la instalaron como agente del cambio.

            Si el rango que se asocia a esta categoría de edificios se aplica a la reciente declaración, post crisis financiera mundial, de Zaha Hadid que los relaciona con la esfera de los objetos de lujo innecesario como lo son los bolsos Chanel, sin duda no se está haciendo otra cosa que asimilar la moda y el consumo de la manera con que el arte se despliega por la sociedad contemporánea como mercancía pero bajo la idea de que lo suntuario del arte es constitutivo de su mutua vinculación con el hecho arquitectónico. Si eso fue posible no ha sido por otra razón que porque los nuevos modos de producción artística no han atentado lo suficiente contra el cobijo que las instituciones desde su matriz arquitectónica les han ofrecido.

            La apuesta mas fuerte que se pudo hacer desde la arquitectura dando autonomía a su expresión fue al precio de mantener en suspenso la discusión por los formatos de exhibición, que en algún sentido siguen estando determinados por las limitaciones expresadas por el contenedor que constituye el museo.

            ¿Será el tiempo de suponer que las nuevas expresiones del arte sean las que modelen un nuevo tipo de museo y una arquitectura afin o solo habrá que pensar como salida apresurada que la muerte del museo nos augure un nuevo comienzo?

            Nuestra experiencia nos acerca a un pensamiento crítico sobre las instituciones, entre ellas el museo, como entes cristalizados no sólo desde el plano físico. Su reformulación es una expresión de deseo al solo efecto de que resulten transformadas en hecho sociales tan poco permanentes como la vida de los acuerdos humanos. La política del instante que de allí se desprende convierte en efímera la situación institucional obligando a replantearse cada vez los modos de relación entre los gestores, los artistas y el espectador como consumidor. Las obras como hechos cada vez menos permanentes y más delicadamente friccionados con el aquí y ahora auspician una relación más franca con lo no permanente de modo que la propiedad de la obra que ahora define el trasvasamiento del esquema capitalista -y del coleccionismo como su figura- en una operación de gestión cultural acumulatoria y cuantitativa que deviene en legitimatoria, se supere en una franca relación horizontal entre las voluntades puestas en juego. Algo así como la transformación de una institución de la cultura en múltiples formatos sociales que supongan una cultura de las instituciones.

viernes, mayo 22, 2009

arteBA09

EN EL AUDITORIO DE LA FERIA
EL LUNES 25 DE MAYO, a las 18 Hs

El museo en el imaginario de la arquitectura
Los nuevos museos constituyen un capítulo especial de la nueva arquitectura. El lugar emblemático en el que la colección establece una marca urbana que sirve para identificarla y para enriquecer el patrimonio arquitectónico de la ciudad. ¿Cuáles son los problemas que se plantean los arquitectos cuando piensan un espacio de exhibición capaz de actuar en el presente y en el futuro? ¿Cómo se imagina un ámbito que conserva, exhibe y promueve conocimiento, diálogo y reflexión? ¿Qué es más relevante, su función o su belleza?

Participan:

Giuseppe Caruso [Caruso-Torricella Architetti, Milán-París; arq. Fundación Proa].
Martín Fourcade [Estudio Atelman / Fourcade / Tapia; arq. MALBA].
Jorge Silvetti [Socio principal de Machado and Silvetti Associates, Boston; Prof. de Arquitectura de Harvard University].
Estudio a77 [Buenos Aires, Argentina]: Gustavo Diéguez [Universidad de Palermo] y Lucas Gilardi [Universidad de Buenos Aires y Universidad de Belgrano].

Auditorio ideado y coordinado por:
Andrea Giunta [Profesora de Arte Latinoamericano de la Universidad de Texas, Austin; de la Universidad de Buenos Aires; curadora independiente e investigadora del CONICET, Argentina].

http://www.arteba.org/es/01-feria.htm

martes, mayo 19, 2009

Manifiesto incipiente para un espacio público universitario o algo nuevo para Kant en el conflicto de las facultades

El espacio público ya se consolidó como un concepto con prestigio político. El gobierno de la ciudad de Buenos Aires acaba de celebrar durante los días 14 y 15 de mayo las 2º Jornadas Internacionales la Humanización del Espacio Publico. La pregunta retórica y tautológica por la humanización del espacio público no puede dejar de comprenderse como un pedido de iniciativa por el retorno a algún origen, a un estado inicial y básico acerca de la razón de ser de lo público luego de que en apariencia su principal motivo de existencia ha sido olvidado. Para el medio argentino en particular, ese estado es difícil de abarcar plenamente si no se pone en consideración analítica el rol del espacio público y sus alternativas desde la crisis institucional de finales de 2001. Múltiples interpretaciones han llevado a comprender el auge de la expresión como un recipiente conceptual, en función de la diversidad de posicionamientos al respecto. El ciclo se coronó hace pocos años con la elevación del espacio público a la categoría de Ministerio.

La universidad tiene la gran posibilidad de explorar las modalidades de expresión y uso del espacio público desde múltiples escenarios que exceden la especulación proyectual entre cuatro paredes. En gran medida ese debiera ser su compromiso con la ciudadanía. El ciclo de grado, la investigación y la extensión universitaria son piezas que en sus precisos límites pueden dar un valioso aporte a la producción del conocimiento, al debate, a la contribución a través de su mirada crítica de los escenarios futuros y al aporte sobre la interacción con los actores concretos del presente.

Este preciso contexto universitario es en estos momentos el campo propicio para la construcción de alguna formalización política relacionada al tema a partir de un hecho particular que lo toca de muy cerca y que podría servir como alternativa para sembrar modos colectivos de apropiación ciudadana de lo público y lo urbano, como así también constituirse como un ensayo para propuestas renovadoras en la instrumentalización democrática de sus posibilidades tanto en lo relacionado a la gestión como a su conformación física.

El terreno vacante que ocupa la manzana en la que se emplaza la Facultad de Sociología que el rectorado de la Universidad de Buenos Aires en calidad de propietario explota estrictamente como un estacionamiento de vehículos, ha recibido la sana interferencia de un bar que se instaló abriendo una de las paredes que limitan la facultad con el predio vacante como una verdadera necesidad de los alumnos que no cuentan con espacios abiertos propios para el encuentro y la recreación. Este episodio no es otra cosa que la puesta de manifiesto de un derecho insatisfecho. Al margen de ello una idea incipiente que cuenta con el aval institucional de las Facultades ha surgido como una valiosa oportunidad que no se puede desaprovechar: constituir ese espacio como un ámbito público a cielo abierto que permita expandir actividades y expresiones universitarias.

Los centros urbanos como Buenos Aires cuentan con indicadores deficitarios en su cantidad de áreas verdes respecto a lo recomendados por la Organización Mundial de la Salud. El caso de nuestra ciudad cumple sólo el 30 % del valor mínimo que establece el organismo internacional como aceptable. En la ciudad no existen parcelas disponibles tan estratégicamente centrales en la trama urbana como la que se hace referencia. La Universidad de Buenos Aires no depende de un estacionamiento para salvar sus arcas. Su referencialidad y su razón de existencia en el contexto nacional e internacional debieran estar más próximos de convertirla en la promotora de expresiones innovadoras antes que en gestora de mecanismos conservadores relacionados con el lucro personalizado del ciudadano común. Es probable que la misma imaginación que define a un centro de estudios pueda conseguir con la definición de ciertos programas de uso la posibilidad de compensar el lucro perdido con la desaparición del estacionamiento.

Resulta de sumo interés comenzar a recorrer las etapas que posibiliten ese objetivo. Para ello deberán ponerse en marcha acciones que puedan establecer los modos más democráticos posibles como para definir sus usos y su fisonomía.

Muy cerca del predio en cuestión se encuentra la obra en construcción de la Facultad de Ciencias Económicas en un espacio vacante anexo que funcionaba también como un estacionamiento. Resulta lógica la ampliación de comodidades de una unidad académica que resulta ser por lejos la más numerosa del país. Lo que no resulta razonable es el desconocimiento del resultado del concurso de anteproyectos organizado por la Universidad de Buenos Aires y de los autores que resultaron ganadores, la soledad y el desamparo institucional al que se han visto sometidos y el silencio cómplice del Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo y de la Sociedad Central de Arquitectos que promoviera y respaldara dicha competición.

Si el señalamiento de la humanización nos devuelve a un comienzo. Si desde el inicio de los rituales de la vida urbana no terminamos sin embargo de concentrarnos en las formas de ser con el otro y en los modos de la comunicación, es momento entonces de formular modos eficientes de discutirlos, encontrar las herramientas decisionales más justas e inclusivas y ponerlas en funcionamiento concientes de lo que en sentido amplio significa la naturaleza política de la vida en la ciudad.

a77- Gustavo Diéguez & Lucas Gilardi

El presente escrito fue presentado dentro del seminario dictado por Diego Melero "La recuperación contemporánea de los eslabones perdidos entre la sociedad y el arte", como parte de un conjunto de acciones  para gestionar un proceso colectivo participativo de desarrollo de un espacio universitario a cielo abierto, solicitado por la Dirección de la Carrera de la Facultad de Sociología de la Universidad de Buenos Aires. 

Buenos Aires, 19 de mayo de 2009

jueves, mayo 07, 2009

miércoles, mayo 06, 2009

Sala de baños en el bosque

El módulo construido por a77 para codigo pais, es llevado a un bosque para transformarse en sala de baños